domingo, 26 de junio de 2011

"Carnada satori" - Boceto I - (Tinta negra sobre papel)




Satori: término japonés que designa la iluminación en el budismo zen.


El signo del Conejo Blanco surge como vestigio infantil implantado en la madurez del ser: "Para alcanzar la iluminación es menester hundirse en agujeros negros, abandonarlo todo, entregarse a lo desconocido".

El Conejo Blanco existirá a tus ojos cuando estés listo. TIENES que estar listo. El conejo va deprisa, muy rápido, no se detiene. Corre para alcanzarlo. No hay tiempo que perder. Tu deseo es llevado a la acción en forma instintiva. No sabes ni entiendes por qué pero, por algún motivo, debes seguir al Conejo Blanco, a todo costo, a todo precio, a todo riesgo, sigues al Conejo Blanco hasta el final. Él promete algo, aunque jamás lo explique, como única promesa él mostrará algo que será tu próxima realidad.

El Conejo Blanco te arrastrará a su madriguera, un agujero profundo, infinito y oscuro. Para alcanzar la iluminación te hundirás en las tinieblas. Sólo atravesándolo TODO alcanzarás el apogeo de tu consciencia y el fruto verdadero.

Historias ficticias como "Alicia en el País de las Maravillas" y "Matrix" recurren a este símbolo para introducir al personaje en un mundo nuevo, completamente distinto, increíble y absolutamente real.



He reflexionado sobre el conejo blanco como una mera carnada que la realidad a veces nos acerca. Mi conejo blanco apareció, y lo seguí...


El término satori es también análogo al concepto de creatividad, en el sentido de que reconcilia oposiciones aparentes. También se conoce como el momento de descubrimiento (el «¡eureka!» de Arquímedes), que surge al clarificar una paradoja, que es el momento de catarsis o purificación.

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